martes, 30 de marzo de 2021

Viernes santo en los ojos de 1958

 







VIERNES SANTO EN LOS OJOS DE 1958

 

Jesús estaba en la plaza. Las horas caían lentas en el vaso de cal del pueblo blanco. A las doce, la Corredera limpió el cielo con los once plumeros de sus palmeras y todo el azul fue un inmenso palio. Recordó María a Jesús niño… Al regresar al templo, como bañado en un incienso dulce, Arahal se arropó en una túnica morada de ternura.

 

Tardará mucho tiempo en nacer un andaluz tan libre, tan generoso y bueno como mi padre a quien le dedico este soneto.


La Casa del Aire calmaba al viento.

Destiló la nostalgia un dulce vino

y el as de oros del sol doró el casino

desde el tapete azul del firmamento.


Del sol del mediodía el fuego lento

derretía el cansancio femenino

de la flor desmayada sobre el lino,

tronchada por el rojo desaliento.


¡Dios te salve! se oyó desde la altura

y en el recuerdo un niño sonreía…

La túnica morada de ternura


cubrió entonces la angustia de María

y la plaza fue cuna de poesía,

de cera, luz, amor, ritmo y dulzura.


Jacinto S. Martín


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