Grandes desgracias, líderes pequeños

Pandemia, Volcán de la Palma, Emigrantes en Canarias, DANA en Valencia

El gobierno se desentiende de todo

El cielo gris ceniza aplasta con su plomo las cabezas. Al atardecer aún se oye el eco de marzo cuando se fundían  tristes aplausos y sirenas azules. Un aullido de perros invade las calles y se mezcla con el ’nunca más’ del cuervo de Poe. Se ha derretido el blando reloj del tiempo.

   En el metacrilato protector se estrella el pánico y la guadaña de la cosecha negra se mella en las mascarillas FFP2. La verdad se ausenta del engañoso discurso político. España entera, el resto de Europa, Asia, África, Oceanía, América… Las políticas que sólo siguen el olor del dinero generan muerte. Nos mienten, pero no nos engañan. Malos tiempos: grandes desgracias, líderes pequeños.

      Todo el viejo planeta, ahora simple aldea, se inclina ante Covid-19, el microscópico virus dictador que ha convertido el mundo en un macrohospital. No hay manos para consolar la infinita tristeza de los moribundos. Ahora el otoño se disfraza de invierno y todos estamos como las hojas en los árboles. En palacios de hielo, convertidos en gigantescas morgues, patinaba la muerte. Se sigue pisoteando la dignidad de las personas y el eco multiplica por las solitarias callejuelas el grito de Munch. El personal sanitario, desarmado y triste ejército, es el gran héroe colectivo de esta trágica lucha. Los whatsapps inundan acusadores las desgraciadas cárceles de cemento y cristal. I´ m just a prisoner. Tirita en desamparo el desconsuelo. No pueden los tajamares contener tanto llanto convertido en un buey de agua.

   Ignominia, el nombre que no tiene nombre, es la palabra vacía para definir la tragedia. Ineptocracia es la del régimen político que te priva de libertad o te mata. La mayoría de la prensa, vendida al régimen, deja de ejercer el cuarto poder que le corresponde. ¿Adónde huir entonces ante tanto abandono? Aunque Gloria Gaynor nos alienta desde el alma con la verde esperanza de su 'I will survive', asoma una y otra vez por todas las esquinas la  desgraciada y trágica imagen de Lovecraft.

PANDEMIA

Duele el silencio en  la ciudad vacía

mientras gimen en un largo lamento,

aterrador y  amargo, un triste viento

y una infinita y gris melancolía.

En el árbol de la monotonía,
por entre las ramas del desaliento,
se pudre la palabra en el momento
gris ceniza de la tarde baldía.

La inocencia del mundo se refleja

en el frágil espejo de los niños.

Pasa el ángel de la muerte y deja

en el cielo plomizo un negro velo…

En cárceles de miedo y de cristal

tirita en desamparo el desconsuelo.  

Granada, otoño del año 2020

Jacinto S. Martín