Nunca debió convencerme
Von Bruck para ir al médico. Cuando entré en la consulta me intranquilizaron la
bata blanca del doctor Von Hacken, un
cráneo pisapapeles sobre la mesa, un viejo tintero junto a la salvadera, el
armario de madera de caoba en el que decenas de cajas de colores se amontonaban
desordenadamente, la tela roja que tapizaba las paredes, la auscultación, el
expectante solemne silencio, un difuminado olor a formol y una reproducción de
la “Lección de anatomía” de Rembrandt junto al juramento hipocrático clásico, que leí en silencio detenidamente:
Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.
Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria.
Todo me descomponía, jugaba en campo contrario en un escenario desagradable.
Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.
Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa.
Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más.
Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, pesarios abortivos ni sugeriré a nadie cosa semejante.
Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la talla, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla.
En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos; me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos.
Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos.
Todo me descomponía, jugaba en campo contrario en un escenario desagradable.
Acabaron por derrotarme
las mágicas palabras en labios del hechicero: síndrome, reacción, diagnóstico,
equipo quirúrgico, quirófano, tripanosoma, sífilis. En la partida de ajedrez de
la consulta médica, siempre te derrotan los alfiles de las mágicas palabras y
el tablero escenario.
Von Hacken intentando
tranquilizarme, se dirigió a mí y me preguntó cómo me encontraba y qué sentía.
Comenzó así una extraña
entrevista entre dos inteligencias distintas que hizo imposible la
comunicación:
-
Doctor, estoy a medio camino del
psícope. Ha comenzado la metamorfosis.
-
¿Del psícope?
-
He ido progresivamente mejorando mi
dieta alimenticia, y observo que mi cabeza se hace cada día más voluminosa…
-
¿Más voluminosa la cabeza?
-
Mis piernas han menguado algo y parecen
aproximarse como signo de unión en un solo músculo impulsor. Apenas duermo,
siento una progresiva parálisis que, a veces, me hace caer al suelo.
-
¿Parálisis progresiva?
-
Creo, doctor, que soy el primer hombre
que se está transformando en psícope. He modificado mi sistema de nutrición
hasta reducir al mínimo el aparato digestivo. En poco tiempo, seré el primer
hombre reducido a un cerebro auxiliado por un músculo locomotor.
-
¿Y cómo cree que se desarrollará ese
órgano locomotor?, preguntaba Von Hacken mirando por encima de los redondos
lentes.
-
Será a modo de serpiente puesta en pie. Toda
la cabeza irá dentro de una sobrecabeza protectora. Ya noto en la espalda un
duro caparazón y el nacimiento de una capa quitinosa en el cuello.
-
¿Capa quitinosa en el cuello? Seguía
anotando en un cuaderno negro.
-
Todos deben saber que el hombre es un
embrión de psícope, un ser que dista tanto
del hombre como del hombre mosca.
-
¿Embrión de psícope?
-
El psícope es semejante a un globo de
color, en el que el cerebro es un órgano puro de percepción con un solo sentido
que los resume todos y que participa más de la vista que de los demás.
Von
Hacken, que ni remotamente podía comprender mi tranformación en psícope, después de una hora de espera se
acercó a Von Bruck, le dio un detallado informe y en voz baja le dijo a mi
amigo: Que lo ingresen.
Salí
huyendo después de arrebatarle el informe a Von Bruck. El informe decía:
El
agente causal de la enfermedad de don Ángel Ganivet García es el Treponema
pallidum, que se ha ido incubando en
tres etapas:
En la primera, a un mes de la infección, la sífilis primaria se manifestó con toda seguridad en forma de adenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos), que curaría en dos semanas.
La sífilis secundaria debió aparecer a los dos meses, en forma de pseudogripe, pérdida de peso y adenopatías. Un exantema cutáneo máculo-paular tuvo que cubrir su cuerpo durante este tiempo. Tardaría en curar varias semanas que debió de comunicar a su familia, según deduzco.
Esta sífilis latente y de baja expresividad clínica ha alcanzado ya la sífilis terciaria. Debió de aparecer diez años después de contraer la enfermedad y ha degenerado finalmente en neurosífilis, que es la que ha provcado la atrofia muscular y la evidente demencia.
En la primera, a un mes de la infección, la sífilis primaria se manifestó con toda seguridad en forma de adenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos), que curaría en dos semanas.
La sífilis secundaria debió aparecer a los dos meses, en forma de pseudogripe, pérdida de peso y adenopatías. Un exantema cutáneo máculo-paular tuvo que cubrir su cuerpo durante este tiempo. Tardaría en curar varias semanas que debió de comunicar a su familia, según deduzco.
Esta sífilis latente y de baja expresividad clínica ha alcanzado ya la sífilis terciaria. Debió de aparecer diez años después de contraer la enfermedad y ha degenerado finalmente en neurosífilis, que es la que ha provcado la atrofia muscular y la evidente demencia.
Después de recorrer la ciudad, solitario entre
tanto abandono, volví a casa.
Granada,
3 de abril del año 2020.
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