sábado, 23 de noviembre de 2019

En las paredes confieso


EN LAS PAREDES CONFIESO














A mi hermana Amparo

Es noviembre y llueve. Las nubes le han regalado espejos a  la ciudad  y la han perfumado con ozono azul. La ciudad se ve hermosa reflejada en los charcos y en la blanda superficie mojada de las  avenidas y  las calles por las que resbalan con húmedos susurros los coches. Mil espejos para la belleza que ocultó la sequía del verano.

Pienso en ti en el silencio de la noche. Hoy te he visto. Pasabas con la calculada y serena majestad de una reina. Yo escribí con mi spray rojo en la pared:
“La lluvia no te moja, su repiqueteo en la calle solo aplaude tu paso.”

 Me has mirado y te has  ido despacio, imperceptiblemente como se agota el tiempo. El primer beso se da con la mirada. Quise decirte: ¡Mírame!, pero te has ido con las ráfagas del viento que acompañan la lluvia. Al irte grafiteé una valla publicitaria:
 “Te he seguido y he besado tu sombra, y en mis labios ha quedado el regusto amargo de tu ausencia.”

No lo sabes, pero malvivo en el andén de la estación junto a las despedidas y las voces y los trenes que llegan y los trenes que se alejan. En la estación puedes leer:
“Me oculto mi amor para encontrarme; me oculto, mi amor, para encontrarte. Es un acierto dejar pasar los trenes en la noche…”

Desde entonces tu nombre  envenena mis sueños. Te has ido y la pared sangró:
“Un hombre hecho de soledad, de amor, de sueño, acaba de mirar tu permanente ausencia. En el río irreparable de los años, el cielo es tu presencia; el infierno, tu ausencia.”

Con el spray rojo mancho de esperanzas las paredes encaladas, los muros desconchados, las vallas publicitarias para decirte que te amo.
“¡Ay, quién pudiera beber el vino dulce de tu bodega!”

Así quedó escrito frente a tu casa. Te espío desde  la acera mientras pasas cada mañana. Al día siguiente te dije en la valla publicitaria de tu calle:
 “Cuando por la calle  pasas, canciones de amor eterno te silba el viento en las ramas.”

Te hablo desde el silencio encalado de las paredes. “Je t´aime” dejé la primera vez frente a tu casa y te vi que mirabas mi confesión de eterno y oculto amor. Desde entonces los grafitis te acosan, te llaman, te gritan desde todos los muros de la ciudad:
“Yo escribo porque pienso que me lees; tú lees porque piensas que te escribo.”

Te veo leer cada mañana mi confesión de amor. Detenida ante el muro, cuaderno improvisado de mis deseos, lees despacio, giras la cabeza y ves que nunca estoy. Solo mi espíritu te habla desde las  paredes de la ciudad. He pensado huir de ti. Lo mejor que le puede pasar a un poeta es que lo deje una mujer y a mí ya me abandonaron. No quiero repetir el dolor de estar vivo.

“Mi amor por ti no envejecerá”, “Puedes estar lejos de mí, pero no de mis pensamientos” te escribo en todos los muros de la ciudad y tú me sigues, amor, con la mirada. Cartas de amor en el cuaderno blanco de las paredes.

Vivo en un viejo almacén de la estación que me ha dejado el jefe de estación para que no muera de frío en un banco del andén. ¡Dios se lo pague! Le he entregado dos libros escritos por mí con los centenares de grafitis que han adornado durante un mes las paredes de esta ciudad. Es mi regalo por si tengo que irme. Eso es todo lo que tengo.

Hoy el jefe de estación ha visitado a doña Jimena de Sherry y le ha entregado los dos libros.

-         ¿Y él?
-     Murió hace dos días. Solo estuvo aquí este mes. Venía muy enfermo de no se sabe dónde.

En los libros solo figuraba L.N.T. Seguía lloviendo en la ciudad con la tristeza oscura de las bodegas. Es noviembre y llueve. Las nubes le han regalado espejos a  la ciudad  y la han perfumado con ozono azul. La ciudad se ve hermosa reflejada en los charcos y en la blanda superficie mojada de las  avenidas y  las calles por las que resbalan con húmedos susurros los coches. Mil espejos para la belleza que ocultó el rojo latigazo del verano.













14 comentarios:

  1. Es noviembre y llueve. Las nubes le han regalado espejos a la ciudad y la han perfumado con ozono azul. La ciudad se ve hermosa reflejada en los charcos y en la blanda superficie mojada de las avenidas y las calles por las que resbalan con húmedos susurros los coches. Mil espejos para la belleza que ocultó el rojo latigazo del verano.

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  2. “Cuando por la calle pasas, canciones de amor eterno te silba el viento en las ramas.”
    “¡Ay, quién pudiera beber el vino dulce de tu bodega!”

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  3. “Yo escribo porque pienso que me lees; tú lees porque piensas que te escribo.”

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  4. Quise decirte: ¡Mírame!, pero te has ido con las ráfagas del viento que acompañan la lluvia. Al irte grafiteé una valla publicitaria:
    “Te he seguido y he besado tu sombra, y en mis labios ha quedado el regusto amargo de tu ausencia.”

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  5. “Me oculto mi amor para encontrarme; me oculto, mi amor, para encontrarte. Es un acierto dejar pasar los trenes en la noche…”

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  6. “Un hombre hecho de soledad, de amor, de sueño, acaba de mirar tu permanente ausencia. En el río irreparable de los años, el cielo es tu presencia; el infierno, tu ausencia.”

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  7. Yo escribí con mi spray rojo en la pared:
    “La lluvia no te moja, su repiqueteo en la calle solo aplaude tu paso.”

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  8. Me has mirado y te has ido despacio, imperceptiblemente como se agota el tiempo. El primer beso se da con la mirada. Quise decirte: ¡Mírame!, pero te has ido con las ráfagas del viento que acompañan la lluvia.

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  9. Mil espejos para la belleza que ocultó el rojo latigazo del verano.

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  10. Pienso en ti en el silencio de la noche. Hoy te he visto. Pasabas con la calculada y serena majestad de una reina. Yo escribí con mi spray rojo en la pared:
    “La lluvia no te moja, su repiqueteo en la calle solo aplaude tu paso.”

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  11. Es noviembre y llueve. Las nubes le han regalado espejos a la ciudad y la han perfumado con ozono azul. La ciudad se ve hermosa reflejada en los charcos y en la blanda superficie mojada de las avenidas y las calles por las que resbalan con húmedos susurros los coches. Mil espejos para la belleza que ocultó el rojo latigazo del verano.

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  12. L.N.T.: Lev Nicoláievich Tolstói, murió de neumonía en una estación de ferrocarril un 20 de noviembre de 1910. Como homenaje al escritor ruso, puse las iniciales de su nombre y apellidos.

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  13. Autor de 'Guerra y paz' y 'Ana Karenina', el conde Lev Nikoláievich Tolstói (en ruso, Лев Николаевич Толстой) nació en Yasnaia Poliana en 1828 y murió en Astapovo en 1910.

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