sábado, 13 de octubre de 2018

Cambalache - Ni tampoco un alma






A la prudente inteligencia de José Luis, Trini y Cristina, nuestra feliz familia  entre los jardines del Generalife.

Abuelo    -  Cris, me han preguntado por ti en la plaza.
Cristina  - ¿Quién, quién?
Abuelo    -  Ni tampoco un alma

Todos necesitamos que no nos quiebren el silencio interior, incluso que nadie pregunte por ti, pero ya – por lo visto y oído – no es posible. Nos han vendido incluso el silencio del campo en soledad, de las idílicas casas rurales, de los pueblecitos en calma, de los restaurantes y bares donde conversar y apreciar el sonido mágico de las palabras populares deletreadas como joyas, y del mar pacíficamente azul.

Todo marketing: el mar televisado no es el mar real, plagado de medusas, de basura, de ’nata’ sucia, de irremediables vientos, de miles de sombrillas marcando la arquitectura efímera en cimientos de arena, de gente ruidosa, de cabrones galopando en un ruido, que trasladan el vicio ciudadano de ‘enruidar’ la ciudad con sus motos, hasta no poder prescindir de ellas y llevarlas al mar, motos de agua rompiendo olas y oídos; los restaurantes y bares se han convertido en comederos rentables sólo para unos pocos en los que simplemente gesticulamos pues el ruido se come cualquier palabra cocinada al tiempo que tragamos un ridículo platillo minimalista: “Salsa de ruido sobre un lecho de idioteces”.

  Sólo los japoneses que vienen perfectamente informados desde Osaka o Tokio son respetuosos, silenciosos y amables, pero los demás gritamos de tal forma, que aliñamos con ruido cualquier plato; los pueblecitos en calma dejaron de serlo y no son más que una noria sucia de chapa acelerada, la del coche, que en poco tiempo nos parecerá un auténtico disparate del “mundo feliz” del siglo XXI, el coche en la ciudad debe ser destruido: ”In civitate delenda est  'la voiture' ”.

      Las idílicas casitas rurales se llenan de gente ruidosa que van a ver el partido de fútbol televisado, el otro gran negocio neocapitalista, racimos de pobres ignorando el paisaje silencioso y contemplando a 22 millonarios que salen más o menos a 100.000 euros por patada. Todo se ha vendido como en un mercado muy bien publicitado, pero falso. Todo se ha hecho euro o dólar o yen, lo importante es tener el bolsillo lleno de yenes, o dólares o euros. Todo - antes neoyorkizado - ahora está falsamente ‘apequinado’, invento de Pekín, léase Beijing. Todo turistizado, todo vendido. ¡Un mundo feliz!

Hay otro tipo de ruido, el de la “clase política”, algunos con tan poca clase que niegan la evidencia de sus trapicheos, enjuagues y latrocinios. Mienten más que parpadean. ¡Que no nos representan, que no! Luego, usted disimule, te invitan a votar y posiblemente tú votes no como  ciudadano, sino como hincha y con un orgulloso ‘yo voto a los míos’ y seguimos dándole “periquillo al torno”, 'la misma con más bombo' como ordenaba a su banda de Arahal el maestro Godino. Y aparece un nuevo santoral de la casta: San Pedro Tesis, San Pablo Casoplón, Santa Inés Arrimadas, San Pablo Máster. Encomiéndate a uno de los nuevos santos o búscate santos menores, ¡tú verás!

¿Qué hacer? ¿A dónde huir entonces? ¿Esta es la irresponsable herencia que vamos a dejar a los nietos? ¡Ya está bien! Busquemos el modelo de Japón, siempre bien ‘orientados’, de limpieza impecable, correctos, amables, educados y perfectamente informados, los auténticos ciudadanos del siglo XXI, si exceptuamos el embutido almendrado que hacen con ellos en los metros.

Recuerdo Cambalache, el viejo tango de perfecta actualidad en el siglo XXI: “Que el mundo fue y será una porquería en el 506 y en el 2020 también… Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro (ladrón), generoso o estafador. Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. No hay "aplasaos" ni escalafón: los inmorales nos han igualao.”

¡Hemos hecho del mundo que se nos dejó en herencia una auténtica porquería! Sería incluso preferible que nadie preguntara por ti y si tú preguntas si alguien lo hizo,  que te respondan sabiamente: "Ni tampoco un alma". 

      El espíritu de la tierra como organismo vivo y sufriente se venga con huracanes, tormentas tropicales, riadas, terremotos, arroyos desbocados, explosiones volcánicas, atmósferas contaminadas, mortíferos virus arrasadores… 

El paciente y santo espíritu del viejo planeta azul ya no quiere dar a la mayoría de los seres humanos una segunda oportunidad sobre la Tierra. Todo se “eurificó” por el amor de ‘Dior’. Parece que ya es posible la guerra invisible, electromagnética, biológica en manos de las grandes potencias. ¡Qué mundo nos han vendido!

Granada, 11 de octubre del año 2018

Jacinto S. Martín











8 comentarios:

  1. Todo se “eurificó” por el amor de ‘Dior’.

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  2. El paciente y santo espíritu del viejo planeta azul ya no quiere dar a la mayoría de los seres humanos una segunda oportunidad sobre la Tierra.

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  3. El coche en la ciudad debe ser destruido: ”In civitate delenda est 'la voiture' ”.

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  4. La Biblia, junto a un calefón, se usaba como papel higiénico ante la falta del mismo. Los ignorantes repartidores de la Biblia no sabían el destino del papel seda del monumento religioso a la palabra.

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  5. Calefón ´calefactor' instalado en el cuarto de baño.

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  6. Las biblias las daban de balde para aumentar el fervor del pueblo, pero el pueblo estaba sin papel y apenas sabía leer.

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  7. Los restaurantes y bares se han convertido en comederos rentables sólo para unos pocos en los que simplemente gesticulamos pues el ruido se come cualquier palabra cocinada al tiempo que tragamos un ridículo platillo minimalista: “Salsa de ruido sobre un lecho de idioteces”.

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  8. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro (ladrón), generoso o estafador. Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. No hay "aplasaos" ni escalafón: los inmorales nos han igualao.”

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