sábado, 16 de junio de 2018

El desahucio original


EL DESAHUCIO ORIGINAL




El mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer avergonzado de su ejecución deficiente. (Jorge Luis Borges)


La palabra desahucio implica una doble desconfianza. Procede de la palabra latina fiducia, ‘confianza’, que antepone una primera negación a la citada fidelidad con el prefijo a-, cuyo significado es 'no'. No contento el legislador romano con la primera negación le añadió una segunda, la del prefijo des- que también significa ‘no’. Es decir, confianza en este ‘nada de nada’, ‘no es no’, ‘nunca jamás’.

El desahucio es la cruel evidencia de que  lo legal no es siempre justo y de que la vida de muchos que la perdieron por un desalojo legal, pero injusto, no debió ocurrir nunca.

La injusta legalidad comenzó cuando el SER, después de acabar su obra, vio que lo terminado no se correspondía con lo pensado, como suele ocurrir. Aun así, el mundo estaba perfecto, recién estrenado, sin políticos ni periodistas. Lo que menos le gustó fue el ser nacido de la tierra, del humus, un ‘humano’ que holgazaneaba por el Edén a cambio de nada. Así que acabó, aunque ÉL ya lo sabía, odiando al ser exigente que formó de la tierra y que primero tuvo una mujer llamada Lilith, tan rigurosa y bicharraca, que abandonó al perezoso. Entonces Adán volvió para pedirle otra compañera. El hombre era feliz, pero todo sol tiene su ocaso. El SER que dominaba el verbo en pasado, presente y futuro, se enfadó tanto que pensó que haciéndole una mujer tomada de sí mismo, posiblemente el exigente humano se conformaría. Y el SER llamó al anestesista y al cirujano del Paraíso y les mandó que durmieran al inconformista holgazán y que le sacaran una costilla. Luego llamó al cirujano plástico del Edén y le ordenó que hiciera con aquella costilla lo que el exigente pedía. Y lo hizo y el SER la llamó EVA y se la presentó al exigente y este dijo: ‘Verdaderamente esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne’. En esta rara historia de amor el SER sólo puso el escenario.

Y EL SER planeó un desahucio exprés después del extraño nacimiento de Eva y de la extraña competencia con el humano que también formó parte de la creación. Recreó la realidad nombrándola, pues en el nombre está la esencia de las cosas. Y no hubo color hasta que el hombre dijo verde, naranja, plateado, rojo, granate, rosa… y se vistió la tarde cuando el pincel-palabra dibujó el ocaso y la paz del olivo se adornó cuando dijo verde y las mejillas de la primera mujer enrojecieron cuando el hombre dijo rojo y rosa, y apresó la furia roja del ser redondo en la palabra sol y enlazó con temor a la criatura azul del agua con sólo tres letras: mar. Y luego el hombre cuidó las palabras y las arropó como a criaturas recién nacidas y se recostó en el tronco de un chopo a la orilla del río Pisón y paladeó los términos creados durante largo tiempo y un día dijo ‘la mujer es un mar azul’ y otro día dijo que el sol pintaba el horizonte de rosa, de datilado y de violeta. Y pensó que era muy bueno cuanto había dicho. Y así un día y otro día, y un atardecer tras otro, y muchas, muchas noches, hasta que empezó a pensarse y vio que todo él no era más que palabras: palabras amorosas, amargas, dolorosas, dulces, terribles, inconcretas, vacías, injuriosas, alegres, nostálgicas, tristes; y hasta descubrió que la tristeza podía disimularse con palabras y luego supo que podía pensarse y engañarse y no sentir el dolor de estar vivo.

Y el SUPREMO sabía que no hay mejor forma de desobedecer que indicar que algo no puede hacerse. Así que ordenó majestuoso a la extraña pareja: “Podéis comer de todos los árboles frutales del paraíso, pero nunca del que está en el centro, el árbol de la ciencia del bien y del mal”. Y ocurrió lo que ÉL ya sabía. Así que la serpiente rastrera, que entonces no lo era, le dijo a Eva que probara el fruto prohibido y esta se lo dio al presunto marido. Y comieron, como estaba previsto, y la familia ‘Adánez de Edén’, después de unos chivatazos en cadena (de Adán culpando a Eva y de esta a la serpiente), fue desahuciada como EL SER pretendía. Y un segurata con espada de fuego los echó del Edén sin ningún miramiento. Bueno, sí, le concedió al humano que se despidiera de sus amigos los árboles, y Adán lo hizo con todas las criaturas cercanas, enraizadas en las tierras cercadas por el Pisón, el Gihón, el Tigris y el Éufrates, los cuatro ríos del paraíso que se harían eternos después de millones de años, pues 'solamente lo fugitivo permanece y dura'. Así que acarició la piel suave de la palma botella, abrazó al árbol del coral, pasó la mano por la corteza áspera del palmito elevado, agradeció al árbol de las trompetas su perfume, le expresó su admiración al pimentero falso y sintió la fortaleza del ombú  en el gesto de atraparlo entre sus manos. Los árboles lloraban látex…  Era otoño. Adán iba ligero de equipaje: solo llevaba una hoja de parra; Eva, toda una colección de otoño-invierno con hojas de todos los colores con diferentes tonos: hojas rojas, amarillentas, violetas, ocres, verdeolivas…

A los pocos pasos, desconcertado, quiso volver y lo hizo. Sólo encontró un cartel, en el que aparecía un ser extraño con cuernos, que no entendió: “God´s busy. Can I help you?” ¿A dónde huir entonces? Comprendió que no tenía padres, ni hermanos, ni suegros, ni cuñados, ¿a quién acudiría entonces? En la plenitud del desasosiego, el humano pensó confusamente que no había sido niño nunca, y eso aumentó su infelicidad, porque la felicidad es la patria de los niños. El SER no le permitía ni siquiera la nostalgia de la niñez. Demasiado castigo por una sola desobediencia, pensó. Luego sintió que era preciso huir lejos del SUPREMO y tomando de la mano a Eva se dirigió al este del Edén.



5 comentarios:

  1. ... y apresó la furia roja del ser redondo en la palabra sol y enlazó con temor a la criatura azul del agua con sólo tres letras: mar.

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  2. Luego sintió que era preciso huir lejos del SUPREMO y tomando de la mano a Eva se dirigió al este del Edén.

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  3. Aun así, el mundo estaba perfecto, recién estrenado, sin políticos ni periodistas.

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  4. Sólo encontró un cartel, en el que aparecía un ser extraño con cuernos, que no entendió: “God´s busy. Can I help you?”

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